Muchas veces nos hemos preguntado, Qué demonios pasa a mi equipo? por què esta sesión no ha salido bien? La realidad que nos rodea es sistémica, compleja, y muchas veces intentamos contestar estas y otras preguntas desde el punto de vista del individuo, descuidando la organización, lo colectivo.
Además, cuando una tarea sale mal "como el culo", sin saberlo, estamos creando el nivel mínimo de rendimiento que aparece en competición.
Robert Dilts habló de los niveles neurológicos, para entender como funciona un sujeto, pero que al mismo tiempo sirve para grupos, para mi organización. Él situaba en la cuspide la CONDUCTA, que es el fin último que perseguimos los entrenadores. Pero todo esto, sino se sustenta en una base de aptitudes y emociones, con un dialogo interno positivo (no me sirve el cada vez se menos...), con unas creencias potenciadoras (podemos), sin todo esto que se crea en un nivel no consciente, en cualquier acto o palabra que diga un entrenador está creando emociones.
Entendiendo todo esto, podremos crear la conducta deseada, siempre a través de las emociones colectivas, no pensando en individuos sino en las interrelaciones entre ellos.
Nuestras creencias tienen una influencia
determinante sobre nuestras capacidades. Si de partida nos "creemos"
incapaces de aprender, o pensamos que el
proceso de aprendizaje es algo largo y difícil, o sólo reservado a
un cierto período de la vida, estamos cerrando cualquier oportunidad de
desarrollar nuevas competencias (habilidades): nos
contentaremos con aquellas cuya adquisición nos ha sido impuesta
"por la fuerza", casi sin darnos cuenta, porque estamos obligados a
adaptarnos para sobrevivir. También suele suceder que nos
cueste mucho esfuerzo asimilar estas nuevas competencias, porque
adquirir nuevos conocimientos con facilidad nos quitaría la razón a
nosotros mismos. (El problema con las creencias es que nos las
arreglamos siempre para darles la razón.)