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Cada artículo de este blog, buscará dar opiniones sobre fútbol, pero siempre desde el punto de vista de cuestionarnos todo, desde el raciocinio,,, por qué nos cuesta tanto pensar?

Se que a los puristas mis opiniones no les gustarán, pero a caso Jesucristo gustaba a todos?

viernes, 19 de octubre de 2012

Paco Herrera, claridad y sencillez, con eficacia

Entrevista a Paco Herrara publicada en El País, 18-10-12.

Hace ya algún tiempo, conseguí una conferencia de Paco Herrera. Su expresión pausada, firme, segura, convencida me cautivo. No obstantante, no me quede sólo en el continente, sino también en el contenido, y he de reconocer que es, sin dudarlo, de las mejores que he visto. La grandeza está en la sencillez con que transmite y aplica los conceptos, sencillo, claro y preciso. Además, los resultados muestran una eficacia y avalan sus hechos.

Estoy planteandome, crear una parte dedicada a las conferencias, que seguramente gozarían de mucho éxito.


P. ¿Se puede disfrutar como técnico?
R. Incluso si pierdes, pero a posteriori. No me gusta eso de “sal y disfruta”. El campo es para sufrir. Es después de la pelea cuando, al margen del resultado, puedes gozar y sentirte reconfortado si hiciste lo que debías. La concentración que se requiere no tiene que ver con el disfrute.

P. Al menos, debe reconfortarle ver que el Celta progresa.
R. Hace mes y medio tenía dudas: no de que lo fuéramos a conseguir, sino de cuánto íbamos a tardar en hacerlo. Tenemos futbolistas jóvenes que cogen las cosas con rapidez, pero, si no ganábamos de inicio, podían dejar de creer. Ahora ya tenemos donde agarrarnos en el caso de que comenzásemos a perder. El discurso no llega si pierdes.

P. ¿Cuál es el fútbol del Celta? Se combinan y contraatacan.
R. Tratamos de combinarnos a la mayor velocidad posible, pero no con urgencia. La velocidad tiene que llevar consigo exactitud. Utilizo mucho este concepto con los chicos. No podemos equivocarnos en el primer pase porque el segundo ya no tendría sentido.

P. La base del equipo ha crecido desde la cantera y lo hizo de su mano, pero casi todos debutaron con Eusebio Sacristán. ¿Se ha valorado su labor?
R. Yo lo hago y así se lo he expresado en privado. Su trabajo fue un éxito no en cuanto a los resultados, que no fueron los que debe tener el Celta, pero sí en cuanto a trabajo, paciencia y entereza. La primera piedra de lo que disfrutamos la puso Eusebio.

P. Usted llegó en un momento clave para los jóvenes y para usted mismo, cuando, juntos, podían crecer.
R. Así fue. Estaba en el Villarreal B, pero, cuando me llamaron para que siguiera, ni les dejé hablar. Les dije que se me había pasado el arroz de entrenar a un filial. La cantera ha sido mi pasión, pero sabía que se cocía algo que valía la pena y quería romper con la imagen que se tenía de mí, lejos de un primer banquillo. Tras pasar por Liverpool, sin más remedio, acepté la oferta del Espanyol para ser director deportivo, pero lo que quería era entrenar, no estar en un despacho. En cuanto surgió la oportunidad de ir al Castellón, lo cambié a pelo.

P. ¿Aprendió o enseñó en el fútbol inglés?
R. Aprendí lo más importante: la seguridad en uno mismo. Estar con grandes jugadores, con un gran entrenador como Rafa Benítez, me hizo ver que tenía una capacidad que antes no me reconocía. Al regresar al banquillo, primero en el Castellón y luego en el Villarreal B, sentí que sabía en todo momento dónde estaba y qué tenía que hacer.

P. Pero eso tiene que ver más con haber pasado por un grande que con hacerlo por Inglaterra.
R. Seguro. A nivel futbolístico, en Inglaterra no aprendí nada. Me divertí. Tengo el recuerdo de que mi trabajo era apreciado. La estructura de los clubes es perfecta. También, la organización. Pero es un fútbol un tanto mitificado. El primer año estuve como segundo entrenador y el otro como primer técnico del cuadro reserva, pero hacía informes del resto de los conjuntos de la casa. Entraba en los vestuarios y todas las explicaciones que se daban a los chicos eran del estilo: “Nosotros somos los reds. Vamos a dejarlo todo en el campo, a partirnos el alma. Balón largo, segunda jugada, disputa y tackle”. Nosotros aportamos algo distinto

P. ¿Hubo jugadores refractarios a ese cambio?
R. No. Lo tomaron bien. Creo que deseaban algo así. Cada explicación la recogían como un tesoro. Los jóvenes y los veteranos.

P. ¿Cómo conoció a Benítez?
R. Hicimos juntos el curso nacional de entrenador. Pasamos un mes en un colegio mayor en Albacete. Sintonizamos. Luego, yo cogí al Badajoz y él al Castilla. Seguimos hablando por teléfono. Cuando pasó tres años malos y solo le salió una oferta del Extremadura, le recomendé ir y nos unimos más porque venía por Badajoz cuando tenía un día libre. También, las mujeres… Me llamó para ir con él al Valencia. Y luego, al Liverpool. Entonces ya no me pude negar porque quería ver otra cosa, pero lo pasé mal lejos de la familia y regresé. Aun así, recomiendo salir si hay oportunidad. La dedicación era absoluta y te hace crecer mucho. Allí estábamos 12 horas en el club.

P. España aún es diferente en ese sentido para un entrenador.
R. Pero es aplicable, obviamente. Yo lo hago. He cogido un rigor que antes no tenía. Todas las tardes, en mi casa, me impongo un horario estricto de trabajo con tareas asignadas y veo vídeos, tomo decisiones sobre el trabajo que hacer en función del rival... Ahora tratamos de crear una conexión entre el primer equipo y la base para que hasta los cadetes realicen los mismos ejercicios, con las mismas ideas e intensidades.

P. ¿Mantiene la relación con Benítez?
R. La hemos perdido, pero le sigo teniendo mucho cariño y creo que él a mí también.

P. ¿Se le valora en España?
R. Quizá menos de lo que él piensa. Pero tiene algo muy bueno: el método. Todo lo organiza y compartimenta con sentido.

P. Pero el fútbol es algo más que método.
R. Claro. Pero con el Liverpool ganamos mucho. Creo que Rafa redujo sus opciones a entrenar equipos muy grandes. Ahora intuyo que está en otra disposición.

P. ¿Aún se sigue quedando a ver entrenarse a los juveniles?
R. Lo que me gusta es ver a un joven y tratar de adivinar si va a llegar. Ahora tenemos a cinco o seis en el juvenil A que son de Primera sin lugar a dudas. Otra cosa es que lo consigan.

P. Para que no se pierdan...
R. Lo primero es conocerlos, ver qué necesitan. A algunos no les puedes enseñar fútbol porque ya lo saben. Otros tienen que entender el juego: que sepan ver a su equipo y al contrario. No es fácil. Y aquellos que nos necesitan el problema que pueden encontrar tiene que ver más con la profesionalidad y la humildad.