Bienvenido!!

Cada artículo de este blog, buscará dar opiniones sobre fútbol, pero siempre desde el punto de vista de cuestionarnos todo, desde el raciocinio,,, por qué nos cuesta tanto pensar?

Se que a los puristas mis opiniones no les gustarán, pero a caso Jesucristo gustaba a todos?

jueves, 25 de noviembre de 2010

Introducción ejercicios

Con esta entrada, iniciaré la categoría de ejercicios, en la que publicaré algunos ejercicios que puedan ser útiles para entrenadores/monitores para el trabajo diario en sus sesiones.
Por supuesto, me gustaría que la gente pensara, introdujera variantes del estilo de más-menos espacio, más menos jugadores, más menos toques,,,etc, que se cuestionara y analizara el uso y finalidad del mismo para que el proceso de aprendizaje sea el correcto.
El tipo de ejercicios variará desde los analíticos hasta los integrales, siendo esta última modalidad la que créo más apropiada. No obstante, determinados ejercicios del tipo físicos tendrán un carácter más analítico que los de contenido táctico. El fútbol es un proceso abierto y complejo que por tanto necestiará de procesos complejos que nos ayuden mejor a tomar decisiones.
Por último, una pequeña matización, aunque no se usen ejercicios psicológicos propiamente dichos, nunca dejes de utilizar la psicología en todo, en cada decisión que tomes, en cada palabra que digas,,,en todo, y con ello motivarás a la gente y conseguirás manejar mejor el entorno.

sábado, 20 de noviembre de 2010

El "fanático" que lo contamina todo

Uno de los mayores defectos de está sociedad es ser fanático de algo, en una mente abierta e inteligente, con raciocinio, está palabra debería ser borrada. Las cosas están bien hechas o mal hechas, los actos son buenos o malos, pero no dependiendeo de quien ni como los haga. Por qué no ser libre de pensamiento para poder decir si algo está bien o mal, y no en función de unas siglas, un equipo o un nombre?
De todos es sabido mi adoración por Mou, sus números son irrefrutables, pero no por ello dejo de publicar un artículo que he recibido de un amigo, para que cada uno saque sus propias conclusiones.



Artículo publicado por el país,
17-10-10
Autor: Javier Marías

El librero Antonio Méndez me lo venía reclamando desde hacía ya semanas, lo mismo que su joven hijo Borja. Les contesté: “Hombre, aún es pronto, acaba de iniciarse la temporada”. Mis compañeros de la Academia José Manuel Sánchez Ron y Luis Mateo Díez, caballeros ponderados, se dividieron: el segundo me recomendó paciencia; el primero, tras dudar, se decidió a animarme: “Sí, quizá ya es hora”. La verdad es que abrigaba la esperanza de llegar por lo menos hasta la mitad de la Liga sin tener que escribir este artículo. Incluso deseaba –contra todo pronóstico– no escribirlo en absoluto, pese a que anuncié aquí mismo hace unos meses, cuando todavía no se había materializado la amenaza, que, si se consumaba, me costaría seguir siendo del Real Madrid este curso, tras mi fidelidad desde los siete años. La razón de mis dudas tenía nombre: José Mourinho, el prototipo de entrenador que no soporto y el más antimadridista de todos los imaginables. En las últimas campañas he ido contra sus equipos, y para ello he debido violentarme un poco en un caso, nada en el otro. El Chelsea era, de toda la vida, mi club inglés favorito, por mis afinidades con el barrio de Londres al que representa. Al comprarlo el magnate ruso Abrámovich y convertirlo en una empresa que destacaba sólo a golpe de talonario, mis simpatías empezaron a decaer, pero se las mantenía. Cuando adquirió como “cerebro” a Mourinho, y en consecuencia desplegó un juego feo, rácano y soporífero, se me agotó la reserva. Al Inter de Milán, en cambio, le profesaba antipatía desde que, en 1964, fue el causante indirecto de la salida del Real Madrid de Di Stéfano. Hoy en día, además, no me gusta que no alinee a un solo jugador italiano en sus filas. Siempre he creído que los equipos deben ser un poco de sus ciudades, o por lo menos de sus países.

Pero claro, la violencia a que hube de someterme para no ir con el Chelsea no es nada comparada con la que tendría que hacerme para ir contra el Madrid: un imposible y un absurdo. Y sin embargo ha bastado un mes de competición (seis partidos de Liga y dos de Copa de Europa) para saturarme, y creo reflejar el sentimiento de muchísimos merengues. Salvo contra el depauperado Dépor, el juego ha sido espantoso. Insustancial, vulgar, torpón, aburrido, sin apenas marcarse goles y con el único mérito (propio de las escuadras medrosas y conservadoras) de no recibirlos. El defensa Carvalho, mano derecha de Mourinho, ha dicho bien clara la tontería: “Es más importante no sufrir ningún gol que meter cuatro”. Ni siquiera saben de números: un equipo que empatara a cero sus treinta y ocho partidos de Liga quedaría imbatido, sí, pero descendería a Segunda, con tan sólo treinta y ocho puntos. Mourinho vino con la fama de que motivaba mucho a los jugadores, los liberaba de presión y daba la cara por ellos. De que les era enormemente leal, cargaba con las responsabilidades y jamás los culpaba. Hasta la fecha ha sido todo lo contrario: tras varios encuentros, manifestó que a Xabi Alonso “no lo he visto jugar todavía”; criticó por omisión a Ramos; confió en la “inteligencia” de Benzema, una manera de insinuar que aún no se la había notado; menospreció a Pedro León y de paso al Getafe. Dudó de la honradez del Sporting de Gijón y rebajó los merecimientos del Barça. Cuando las cosas van mal, se comporta como si no fueran con él. Su actitud es de permanente desprecio hacia cuanto ve u oye. Como se sabe espiado por las cámaras, actúa como un mal actor incesantemente: cuando estampa una botella contra el banquillo, se ve que el gesto no le ha salido de dentro, sino que es una pantomima estudiada, quién sabe si ensayada en casa ante el espejo.
Pero, sobre todo, es triste, casi cenizo. Estamos acostumbrados a que los tremendos horteras de nuestras televisiones califiquen de “glamuroso” a cualquier individuo o individua pedestres y más bien dignos de lástima. Aparte de espúreo y erróneo, es un adjetivo devaluado. Que se pueda considerar “glamuroso” a Mourinho rebasa los límites de mi comprensión. Un hombre con un sempiterno gesto agrio y un injustificado desdén en la mirada; de una personalidad tan gris como sus feos trajes (en España se cree, extrañamente, que mostrarse avinagrado equivale a poseer una “personalidad fuerte”); que ansía la notoriedad y se complace en ella como si fuera un acomplejado o el jurado malasombra de todo concurso televisivo. Todo eso hace de él una figura deprimente y triste y poco inteligente, y lo peor es que esos atributos se los contagia a los jugadores. El Madrid ha sido siempre un equipo alegre: atacante, generoso y al que nunca le ha bastado ganar (a Beenhakker, Capello y Schuster no les bastó para conservar el puesto), sino que ha procurado brindar un fútbol deslumbrante y divertido. Sus representantes han solido ser personas más bien afables y educadas (Molowny, Valdano, Del Bosque), y los patanes nunca fueron en él bien recibidos. Es inexplicable que Florentino Pérez haya creído que un engreído sombrío como Mourinho, ninguno de cuyos equipos ha causado admiración, podía ser el rostro de su club, que es el mío. Da pena ver a Valdano hablar tras cada tedioso partido, con cara de circunstancias y verbo dubitativo, como si tuviera plena conciencia del gravísimo error cometido. Antes de su contratación, un 80% de madridistas expresaron su oposición a Mourinho. De seis partidos, el equipo lleva ya dos sin marcar, y ante rivales muy menores. Y en Chamartín casi no ha habido tarde en la que no se oyeran abucheos. La tristeza de Mourinho lo contamina todo, hasta las gradas.

sábado, 13 de noviembre de 2010

FÚTBOL BASE

Muchas veces, me planteo la pregunta de si vale la pena asistir una mañana cualquiera de un fin de semana a ver uno de los muchos partidos que juegan los niños a fútbol.

Por un lado, es un fútbol en formación en el que la diversión es lo que prima, y en la que el resultado debería ser como consecuencia de un proceso,,, pero es así?

O normalmente vemos a padres enfurecidos correteando por las bandas, para los que sus hijos son auténticos "Zidanes", y por supuesto, los mejores.

En este punto es donde me surge la duda de si ir o no ir, es decir, voy a asistir a un partido en que unos jovenes en etapa de formación y aprendizaje disfrutan del deporte y de los conocimientos adquiridos, con deportividad, respetando al arbitro, rivales e intentado resolver los problemas que les plantea el juego con la ayuda de los entrenadores (que deben evidenciar que el resultado no prima, sino lo que prima es que jueguen todos los niños, no como algunos que solo juegan 1 minuto), o por contra voy a asistir a un partido en el que unos padres enfervorizados en la banda, gritan al rival, al árbitro, critican las decisiones de su entrenador y que saben más que el propio entrenador.

Evidentemente, créo que la respuesta mía está aclarada, pero que opinaís?
En estas edades los ejercicios de coordinación, los juegos, la diversión,,, deben ser lo importante, y no las carreras continuas, y los abdominales. Cuantas veces hablas con un monitor/entrenador de niños de 7 años, en auténtica etapa de crecimiento y nos dice: "los tuve 30 minutos corriendo, más abdominales,  y ejercicios físicos", y que hago, pongo cara de poker???

Agradeceria comentarios.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Mi adorado Mou

El entrenador alienigena...    

¿Y por qué de alienigena? porque veni, vidi, vici.

Su carácter ganador, de leader y su carisma es incuestionable, tanto para sus admiradores como para sus detractores, aunque como todos los genios, es idolatrado por alguno y lapidado por otros,, pero ¿A caso el mismo Jesucristo gustaba a todos?

Todo buen entrenador, debería preguntarse el secreto de su éxito, y de eso va a tratar el siguiente artículo.
Su capacidad de motivar/tranquilizar al equipo, de transmitir una mentalidad ganadora y asumir todo el protagonismo de la prensa en sus espaldas.

Por otro lado, sus entrenamientos parecen simples, sin grandes recargas ni novedades, para él hay una unidad inseparable cuerpo y cerebro, como una unidad funcional, en la que hay que entrenar simultáneamente el aspecto físico, la técnica, la táctica y la psicología, con una narración afectivo-emotiva y los objetivos del equipo. Además, el no cree en las pretemporadas tal cual, en sus entrenos el balón está presente desde el primer día entrelazando todos los aspectos. La parte importante es la decisión, la toma de decisiones, lo que el llama "la concentración decisional" , que implica un consumo cognitivo y emotivo.

Por último, destacar su actitud persuasiva, siendo un maestro de la persuasión, y desde aquí emplazo al gran psicologo social, Cialdini, que resume en 6 los mecanismos básicos de la persuasión, y conseguir la aquiescencia de un interlocutor.

Gracias Mou, sin tí el fútbol, mi fútbol no sería igual.

lunes, 4 de octubre de 2010

Cuestiónate y analiza todo

Quisiera iniciar este blog, dando la bienvenida a todos los que gusten leerlo, y compartir sus ideas e inquietudes con todos nosotros, partiendo de la idea de que no existe la verdad suprema y que todo es cuestionable y analizable, y de todo se puede aprender.

Hace un tiempo, escuchando una conversación de ciclismo con un preparador físico y entendido del tema, analizaban la cuestión de que cuándo se decide una carrera ciclista. La respuesta es lógica, "hay que llegar fuerte a los 20 últimos km, cuando surge la fatiga". Centrándonos en nuestro deporte tan querido, ¿Cuándo se marcan más goles? o ¿Cuándo se ganan los partidos? Como no, en los últimos 20 minutos.

La reflexión que se nos ocurre a todos es clara, ¿Por qué no entrenar y preparar al jugador para estar "fresco" cuándo más fatiga se tenga, o sea, los últimos 20'?

Si atendemos al esquema tradicional de una sesión: calentamiento, parte física que se hace cuando más descansado se está, parte táctica y partidillo final para aplicar los conceptos, vemos como se entrena la parte parte física sin cansancio acumulado.  

Al menos, la reflexión anterior puede hacer variar algunos esquemas expresados. ¿Por qué no trabajar la preparación física en fatiga? Es decir, ¿Por qué no se puede trabajar la fuerza en fatiga al final de la sesión, cuando en el partido se decide al final del mismo en estados de considerable cansancio acumulado?

No quiero afirmar ni que sea correcto ni que no lo sea, simplemente que analicéis el juego y saquéis vuestras conclusiones.